Pedaleando por los alrededores de San Cristóbal, durante el recorrido por la Ruta de los Molinos, encontramos uno de los escenarios naturales más bellos, un espectacular arco de roca natural labrado por el río Fogótico, con una historia triste y misteriosa.
Su belleza se debe al paso del tiempo. En su formación quedaron al descubierto unas impresionantes cavernas localizadas en el techo del arco. Sus muros de hasta 40 m de alto presentan caprichosas formaciones geológicas con estalactitas y estalagmitas de roca calcárea que semejan grandes huesos. Estas paredes son un paraíso para la escalada en roca, en donde ya existen algunas rutas armadas de escalada deportiva, las cuales ascienden por duros desplomes. Desde lo alto del arco se puede practicar el rappel.
Su nombre lo debe a una dramática historia, la cual cuenta que el soldado francés Jean Francoise D’Arcotete estaba enamorado de una bella dama sancristobalense, pero al saber que no le correspondería y que por el contrario, estaba por contraer nupcias, decidió terminar con su vida cerca de la caverna por donde cruza un río subterráneo. Desde entonces, la piedra más afilada que simula un rostro en el fondo de la cueva es la imagen del francés que dejó su país y su vida por una mujer. Cuentan los indígenas de la zona que el fantasma del francés se aparece por las noches de febrero, sentado en una de las rocas a la entrada de la cueva, llorando por su amada.
Este atractivo se ubica a escasos 4 km al noreste de San Cristóbal de las Casas, siguiendo la carretera que va a Tenejapa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario