miércoles, 27 de abril de 2011

El CA2M, un museo distinto

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Durante una clase pública en el MUAC, Ferrán Barenblit, director del Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M) de Madrid, compartió  las cualidades del proyecto curatorial que encabeza

Aunque abierto al público interesado, el encuentro se realizó como parte de las actividades de la especialidad en Estudios Curatoriales, que surgió recientemente como resultado de la alianza estratégica entre el museo universitario, el posgrado en Historia del Arte de la UNAM y el Instituto de Liderazgo en Museos A. C. 
Barenblit explicó las condiciones que definen las líneas de trabajo del CA2M, cercano a cumplir tres años de existencia. La primera de ellas, que se trata del segundo espacio en importancia para el arte contemporáneo en Madrid, apenas después del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y a diferencia de ciudades como París, Londres y Berlín, que cuentan con una docena de espacios de esa naturaleza. 
En segundo lugar, su ubicación suburbana respecto del centro de la ciudad le permite ofrecer propuestas más experimentales, sin presión de cumplir con las exigencias o convenciones de situarse en una zona que congrega las mayores instituciones culturales. 
"Madrid, como la Ciudad de México, es muy centralista. Todas las instituciones culturales se ubican en un espacio caminable y ubicarse en un espacio suburbano era desafiar una regla no escrita. Es muy difícil colocar obras de arte que no superen el valor simbólico del uso de suelo: en el centro de Madrid hay que poner el Guernica; estar lejos nos da libertad", señaló el curador. 
Inaugurado en 2008, el CA2M alberga la colección de arte contemporáneo de la Comunidad de Madrid, con 1, 400 obras de todas las disciplinas. Seis mil metros cuadrados, la mitad de ellos destinados a su programa de exposiciones, alojan espacios de investigación y mediación con los espectadores.
Ironía, público, política 
En un espacio financiado en su totalidad por dinero público, los temas que se abordan en las exposiciones y se discuten en el centro merecen especial atención. Aún así, el CA2M tiene como uno de sus ejes educativos formar un público transgresor. 
De hecho, la ironía es uno de los principales intereses de Barenblit, quien dirigió también el Centro de Arte de Santa Mónica, Barcelona, cargo del que fue obligado a dimitir en 2008 por decisiones políticas de las autoridades culturales, pese al malestar de las asociaciones, instituciones y consejos que promueven el arte contemporáneo en España. 
Política y biopolítica, el capitalismo en el siglo XXI, el estatus de la imagen, la definición del arte y la pregunta "¿hasta dónde piensas llegar?" son los principales temas de su proyecto curatorial al frente del CA2M. 
"El visitante es uno de los objetivos principales de nuestro trabajo, cosa que es difícil en el arte contemporáneo porque a veces se produce para un público determinado", dijo el historiador y crítico de arte cuyo trabajo pone especial énfasis en la vinculación. 
A propósito de la ironía, aspecto detrás de casi todo lo que ha hecho como curador y director, dijo que resulta fundamental en la cultura y arte contemporáneos. Se trata de una forma de pensamiento de gran importancia desde la segunda mitad del siglo XX: "la ironía pasa cuando se dice algo y quizá se quiere decir lo opuesto. No existe, ocurre". 
Durante su exposición, compartió experiencias con diversos proyectos, como en el que invitó a un futbolista como artista al museo y estableció  con él una dinámica de pequeñas competencias, cuyos resultados conformaron una singular exposición en la que se evidenció el conflicto de poder entre artistas y curadores. 
En el centro de arte, durante 2010 se expuso la muestra Fetiches críticos: residuos de la economía general, curada por el grupo El espectro rojo, conformado por Mariana Botey, Helena Chávez Mac Gregor y Cuauhtémoc Medina, investigadores que encabezan seminarios de teoría y crítica en el Museo Universitario Arte Contemporáneo.  
Ante la pregunta de cómo mantener un proyecto curatorial que tiene a la política entre sus prioridades en un centro de arte financiado con recursos públicos, Ferrán Barenblit respondió que es curioso cómo a los políticos no les gusta la palabra política. 
"Sí que se puede mantener un posicionamiento político con dinero público. Posiblemente es más fácil que con dinero privado, porque con éste necesariamente tienes que coincidir con la opinión mayoritaria. Al menos con dinero público tienes la posibilidad de reclamar tu autonomía. Luego veremos si es cierto o no, pero en lo privado es más difícil", dijo. 
"Muchas veces, cuando hablamos de trabajo político hablamos de un trabajo cuestionador, que es lo que no entienden en la política como política. Eso sí puede tener dimensiones que generen fricciones. Por otra parte, reconocer el trabajo como político no es sino reconocer algo obvio. Desafío a cualquiera a no meterse en política. Incluirlo en el discurso es imprescindible".


Christian Gómez

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