Antiguamente Valle de Guadalupe era conocido con el nombre de La Venta y sirvió como lugar de posta para las diligencias que hacían la ruta Zacatecas-Guadalajara.
Escrito por: Federico Vargas Somoza
Antiguamente Valle de Guadalupe era conocido con el nombre de La Venta y sirvió como lugar de posta para las diligencias que hacían la ruta Zacatecas-Guadalajara.
Enclavado en la región de los Altos de Jalisco, área que se caracteriza por sus suelos rojizos, el Valle de Guadalupe se erige como cuna de hombres valientes, de intelectuales y de mujeres hermosas.
Este es un pueblo alegre donde predominan las calles empedradas y muy limpias; sólo está pavimentada su calle principal, que sirve como extensión de la carretera libre núm. 80 que une a Guadalajara con Lagos de Moreno y San Luis Potosí, motivo por el cual la tranquilidad de la población se ve interrumpida constantemente por el intenso tráfico (en su mayoría autobuses y camiones pesados)
SEMBLANZA HISTÓRICA
Las evidencias indican que la región que hoy conocemos como Valle de Guadalupe estuvo habitada por grupos de agricultores sedentarios, establecidos alrededor de un pequeño centro ceremonial, desde fechas tan tempranas como 600 o 700 años d.C., según lo demuestran los restos arqueológicos encontrados en El Cerrito, sitio que al parecer fue abandonado hacia el año 1200 de nuestra era. A partir de esta fecha las fuentes documentales que se refieren a la zona, perteneciente a la entonces Nueva Galicia, son muy escasas, y no es sino hasta mediados del siglo XVIII, en un mapa de esa época, que encontramos al Valle de Guadalupe, bajo el nombre de La Venta, como un lugar donde se detenían las diligencias que cubrían la difícil y hostil ruta de Zacatecas a Guadalajara. Durante toda la época colonial, Valle de Guadalupe (o La Venta) fue considerada como lugar de estancieros y con muy pocos indios para mano de obra.
En 1922 Valle de Guadalupe es elevado al grado de municipio, quedando como cabecera la población del mismo nombre; posteriormente, durante el movimiento cristero, esta zona tuvo gran importancia, ya que era (y aún lo es) muy religiosa, motivo por el cual fue cuna de insignes e innumerables combatientes de la guerra cristera.
VALLE DE GUADALUPE, HOY
El actual municipio de Valle de Guadalupe tiene una extensión territorial de 51 612 hectáreas y se encuentra limitado por Jalostotitlán, Villa Obregón, San Miguel el Alto y Tepatitlán; su clima es templado, aunque con un nivel de precipitación pluvial muy bajo. Su economía se basa principalmente en las actividades del campo (agricultura y ganadería), pero también hay una fuerte dependencia de los recursos monetarios que muchos vallenses radicados en los Estados Unidos de Norteamérica envían a sus familiares, razón por la que es muy común ver gran cantidad de autos y camionetas con placas de la frontera, así como infinidad de artículos importados (la tradicional “fayuca”).
El acceso se realiza (viniendo de Guadalajara) cruzando un pintoresco puente de piedra, el cual pasa por encima del arroyo “Los Gatos”, ramificación del Río Verde, y que va rodeando la ciudad.
Continuando por la única calle pavimentada de la población llegamos hasta la plaza principal, adornada por un bello y típico quiosco, estructura indispensable en toda plazuela. A diferencia de la mayoría de los pueblos de México, en Valle de Guadalupe no se sigue la costumbre (muy española) de colocar alrededor de una sola plaza los poderes eclesiásticos, civiles y comerciales, sino que aquí el templo parroquial, dedicado naturalmente a la Virgen de Guadalupe, domina esta primera plaza. A un costado del templo se ubican unos cuantos comercios pequeños, protegidos por una breve arquería.
Casi frente a la parroquia, sobre la plaza misma, se observa la antigua Posta, o Casa de Diligencias, la que en su tiempo sirvió como sitio de descanso de viajeros y caballos de las diligencias que hacían un alto en su camino hacia Guadalajara, Zacatecas, Guanajuato o Michoacán. Esta construcción data de finales del siglo XVIII y actualmente alberga una escuela primaria.
Delante de esta Casa de Diligencias destaca una escultura en bronce dedicada al señor cura Lino Martínez, a quien se le considera como el más grande benefactor del pueblo.
Sobre el costado sur de esta misma plaza podemos admirar unos muy bien conservados arcos, recientemente remozados, bajo los cuales se encuentran varios comercios y una que otra hermosa casa del siglo XIX donde vivieron muchos de los personajes ilustres que ha dado esta población.
Por su parte, la presidencia municipal se localiza en una segunda plaza, a espaldas del templo, con un excelente trazo y con gran cantidad de árboles que dan una acogedora sombra.
Dentro de las instalaciones de la presidencia encontramos la comandancia de policía y un pequeño museo ubicado sobre uno de los pasillos del edificio. En este museo, llamado Museo Arqueológico Barba-Piña Chan, podemos admirar bellas piezas procedentes de distintas partes de la República.
Algo que llamó nuestra atención cuando visitamos el lugar es la inexistencia de un mercado donde se pueda adquirir, como es costumbre, la mayoría de los insumos necesarios para el hogar. Lo más parecido que encontramos fue un pequeño tianguis que se establece todos los domingos en la mañana.
Si nos gusta caminar un poco, podemos adentrarnos por entre sus empedradas callejuelas y, dirigiéndonos hacia el noreste, pasar otro pequeño puente sobre el mismo arroyo “Los Gatos” para, a unos 200 metros adelante de éste, encontrarnos con “El Cerrito”, donde se localizan los únicos vestigios arqueológicos de la zona, y que consisten en la esquina de un basamento piramidal de dos cuerpos, trabajado por el doctor Román Piña Chan en 1980, y que según los datos recuperados fue fechado entre los años 700-1250 de nuestra era. Este basamento constituye un mudo testigo del poblamiento prehispánico de la región alteña. En la actualidad, sobre dicho basamento hay una construcción moderna (una casa-habitación), por lo que es necesario pedir permiso a los dueños para poder visitarlo.
Al igual que en toda la zona de los Altos de Jalisco, los habitantes de Valle de Guadalupe se caracterizan por ser rubios, altos y, sobre todo, muy religiosos. Valle de Guadalupe es, pues, una buena opción para pasar un rato agradable recorriendo sus pintorescas calles, admirando sus bellas edificaciones y disfrutando de un merecido descanso contemplando alguno de sus muchos y hermosos parajes.
SI USTED VA A VALLE DE GUADALUPE
Saliendo de Guadalajara, Jalisco, se toma la nueva Maxipista, tramo Guadalajara-Lagos de Moreno, y pasando la primera caseta de cobro se toma la desviación hacia Arandas, de donde seguimos por la carretera libre núm. 80 con rumbo hacia Jalostotitlán (dirección noreste), y a unos 18 km (pasando antes por Pegueros) se llega a Valle de Guadalupe, Jalisco.
Aquí podemos encontrar hotel, restaurantes, gasolinera (a 2 km por la carretera a Jalostotitlán) y algunos otros servicios, aunque todos muy modestos.
Fuente: México desconocido No. 288 / febrero 2001
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