domingo, 27 de marzo de 2011

Fin de semana en Matamoros, Tamaulipas

Matamoros es mucho más que una ciudad con una buena economía basada en desarrollos comerciales, agrícolas e industriales; es más que una ciudad fronteriza, cuyos conocidos puentes son recorridos por miles de personas que van y vienen de nuestro país al otro. Encierra toda una serie de encantos propios, espacios maravillosos y múltiples actividades que pueden fascinar y que, una escapada de fin de semana bien organizada, nos permite conocer.
Sábado
7:30 hrs. El único vuelo a Matamoros es a las 7:30 de la mañana, así que es ideal para disponer de casi todo el día. Del aeropuerto nos dirigimos al hotel Ritz y de ahí directamente a saborear un rico desayuno de carne, de esas sabrosas del norte que han hecho famosa a la región, acompañada con frijoles refritos, tortillas de harina, salsa y un oloroso café. El desayuno nos llenó de energía para el primer día.
11:00 hrs. Empezamos nuestro recorrido por la parte antigua de la ciudad. ¡Matamoros se escribe con H! y con extrañeza preguntamos por qué. La H es abreviatura de la palabra heroica, nos cuentan, con la que se rebautizó la ciudad, después de la valiente defensa que sus pobladores hicieron ante el ataque separatista del general Carvajal, quien, en asociación con el texano Ford y otros insurrectos, intentaron instaurar la República Independiente de Río Grande.
El primer lugar que visitamos fue la iglesia de Nuestra Señora del Refugio, catedral de la ciudad, que tiene más que todo un importante valor histórico. Fue planificada y construida por el padre José Nicolás Balli, misionero católico que ayudó mucho en la evangelización del lugar y por quien fue nombrada la Isla del Padre. En 1844, un huracán destruyó gran parte de la construcción principal y en 1889, otro le hizo perder su torre de madera y las tejas. Todo fue reconstruido con concreto respetando el estilo original y haciéndola invulnerable.
12:00 hrs. Después nos dirigimos al Museo de Arte Contemporáneo de Tamaulipas (MACT), el cual, rompe con esas clásicas líneas de las construcciones más antiguas con su arquitectura subversiva, acentuando su encanto. En 1969 fue inaugurado como centro artesanal. Después fue Museo del Maíz, Centro Cultural Mario Pani y, en 2002, se reabrió como el museo que es hoy. Se ubica en la Av. Álvaro Obregón y está abierto de martes a sábados, desde las 10:00 a las 18:00 horas. Dentro hay una tienda de FONART, cuya misión es impulsar la artesanía mexicana, mejorar los estándares de vida y preservar la tradición cultural.
14:00 hrs. El Mercado Juárez es un lugar que no debe perderse. Ahí se encuentra de todo, especialmente artesanía local y todo lo que quiera en piel: botas, chamarras sombreros y cinturones. Este mercado también tiene su historia, que inicia con unos cuantos vendedores que se reunían para ofrecer sus mercancías. Con los años se construyó un edificio que permaneció en buenas condiciones hasta finales del siglo XIX. Las heridas causadas por guerras y huracanes ocasionaron que, en 1933, tuviera que ser demolido y reconstruido. En la Navidad de 1969 ardió hasta sus cimientos. En 1970 fue reconstruido y agrandado, y en él se venden ahora los típicos “curios” y artesanías. La tienda “La Canasta” es especialista en ropa de piel y ofrece botas Cuadra y Montana, cintos, chamarras, sacos de vestir, sombreros y gabardinas. En “Curiosidades México”, además de contar con artesanías tradicionales mexicanas, también venden joyería, muebles rústicos, marcos y cuadros.
15:00 hrs. Como nuestro desayuno fue bastante generoso, para esta hora todavía no teníamos hambre y queríamos seguir conociendo, así que llegamos a la casa Cross, propiedad del Sr. Filemón Garza Gutiérrez desde 1991, quien la redecoró en su hermoso estilo victoriano original y la convirtió en museo. John Cross, rico terrateniente de Carolina del Sur se negó, hace casi un siglo y medio, a permitir el matrimonio de su hijo John con una esclava negra de la que se enamoró. Desheredado y desterrado, llegó a la naciente Matamoros, donde pronto se convertiría en un exitoso hombre de negocios. Con la esclava tuvo seis hijos, uno de los cuales, Melitón, construyó y vivió en esta impresionante residencia desde 1885.
16:00 hrs. Por la tarde nos fuimos “al otro lado”, pues teníamos muchas ganas de conocer el Zoológico Gladys Porter y lo hicimos, no sin antes agasajarnos con unos buenos tamales de cabeza de cerdo, típicos de la Huasteca. Brownsville es la ciudad hermana de Matamoros, con la que comparte su espacio, su gente y su historia y con la que se complementa a la perfección. En el zoológico nos maravillamos de las muchas especies que se exhiben, entre ellas un enorme elefante al que llaman Macho y que es uno de los pocos que se ha reproducido en cautiverio.
18:00 hrs. Aprovechamos para hacer algunas compras, placer que no nos podíamos perder, aunque ya en nuestro país se consigue todo lo que con ilusión venimos a buscar acá como novedoso y más barato... en fin...
20:00 hrs. Al regresar a Matamoros, todavía teníamos tiempo y energía para curiosear por ahí, y nos dimos una vuelta por la calle Abasolo, que es peatonal y donde se puede encontrar artesanía del México central. Esta calle es un escenario de balcones de piedra y ladrillo que lo transportan a uno al pasado, donde las viejas casonas cobijaban a las más pudientes familias. Visitamos la Casa Mata, la Casa Anturria; el Teatro Reforma, inaugurado por Porfirio Díaz. Ahí, en medio del esplendor de su pasado, puede encontrar todo lo que imagine y desee del mundo moderno, desde música hasta la prenda de vestir más sofisticada.
21:00 hrs. Buscábamos un buen restaurante y nos recomendaron los siguientes: El Lousiana (internacional), Santa Fe (china), Los Portales (mexicana), Garcia´s (mexicana), Bigo´s (mexicana), y Las Escolleras (mariscos). Nos decidimos por Los Portales y probamos platillos diferentes y muy buenos, como carne seca, nopales en pipián, queso de almendra y dulce de tuna.
Domingo
10:00 hrs. Para aprovechar el día, nada mejor que iniciarlo en Playa Bagdad, que a unos 35 kilómetros de la ciudad, es uno de los lugares de diversión más conocido y visitado, desde hace ya un siglo. Costas bajas y arenosas con pequeños montículos llamados médanos o dunas corren a todo lo largo de los 420 km del litoral del estado, desde el río Bravo hasta el Pánuco, donde las corrientes que desembocan forman albuferas o lagunas, mezcla de agua dulce y salada.
Entre los años 1860 y 1910, el estuario formado por el río Bravo favoreció la construcción de un puerto llamado Bagdad, en el que los productos que llegaban por mar eran transferidos por el río hasta Camargo y a veces hasta Nuevo Laredo. La playa primero se llamó Washington porque un pequeño barco con ese nombre quedó varado y permaneció en la playa por tantos años, que la gente decía “¡Vamos a ver el Washington!” En 1991 se acordó llamarle Playa Bagdad en recuerdo del puerto que una vez existió ahí y que fue destruido por un huracán.
Una buena autopista nos permitió llegar fácilmente a esta playa, donde las fuerzas de la naturaleza y la creatividad del hombre se enfrentan en desiguales combates cada equis número de años. Los huracanes arrastran con las infraestructuras turísticas, pero con más determinación, el espíritu de los matamorenses se levanta igual que vuelven a levantarse restaurantes, toboganes, tiendas y palapas, para brindar al visitante, comodidad, diversión y la paz que este maravilloso mar nos regala.
Aquí el fin de semana es de gran animación. Mucha gente viene desde tan lejos como Nuevo Laredo, Reynosa y Monterrey. En Playa Bagdad se puede nadar, pasear en jet ski y go cars, montar a caballo, jugar fútbol y voleibol sobre una arena muy blanca y suave. En Semana Santa y el verano se hacen festivales, conciertos, desfiles de carros alegóricos y concursos de esculturas de arena. Se puede hacer pesca deportiva y observar la abundante fauna marina.
14:00 hrs. Por supuesto, aprovechamos para darnos “un atracón” de pescados y mariscos, pues probamos de todo lo que tuvimos al alcance: jaiba natural cocida con sal y agua, cebiche de lisa, camarones... una lista interminable.
16:00 hrs. Después de la playa, decidimos ir a la Plaza Hidalgo para disfrutar de su ambiente. La gente de Matamoros es muy agradable y abierta y los fines de semana aprovechan para disfrutar de su zócalo, donde además se celebran eventos culturales. La plaza estaba llena de globos, puestos de dulces, comida y música. Los matamorenses, como todos los de provincia, no han perdido el ancestral placer de ver pasar desde la banca del parque y, tranquilos, disfrutan de los atardeceres y de los encuentros sociales. El quiosco de madera, construido en 1889 en un estilo marroquí, es uno de los tesoros arquitectónicos de la ciudad.
21:00 hrs. Para esta hora, sucumbimos a la provocación de un cabrito asado, una de las especialidades de los estados del norte, que junto a una cerveza, fueron el preludio perfecto para un buen descanso.
Lunes
7:00 hrs. Nos enfilamos hacia el aeropuerto para tomar el único avión para la Ciudad de México, que sale todos los días a las 9:30 horas.
En Matamoros hay mucho que ver y mucho que escuchar: las narraciones sobre las tribus indígenas que la habitaron, la llegada de los colonizadores españoles, cuando era “El lugar de los esteros hermosos”, de las trece familias que se establecieron ahí y dieron auge al sitio, sus luchas políticas, sus enfrentamientos con la naturaleza, sus inicios como zona libre, su auge algodonero, su folclor, sus leyendas y sus misterios. ¡Matamoros es una gran opción turística que nos falta tiempo para leer, ver, escuchar y saborear!

miércoles, 23 de marzo de 2011

Hoteles Especiales en ciudades coloniales: Real de Catorce, San Luis Potosí

El Mesón de la Abundancia


www.mesonabundancia.com
El concepto: Confortable y hasta cierto punto misterioso, pues ocupa lo que fue la antigua Tesorería del histórico mineral. No cuenta con teléfono ni televisión en las habitaciones.
El espacio: El edificio fue remodelado conservando los elementos arquitectónicos originales, pero adaptándolos a las necesidades del hotel, para brindar la mayor comodidad.
Lo singular: Por su antigüedad, es lógico que abunden las leyendas, algunas de los cuales se atribuyen a hechos o personajes sobrenaturales, como el escuchar por las noches la música de un piano, abrirse intempestivamente las puertas o lavabos, y ver elegantes caballeros caminar por los pasillos. Y por si esto no fuera suficiente, cada 2 de noviembre se apagan intencionalmente todas las luces del hotel y se recibe a los huéspedes con velas. Todo esto podría parecer escalofriante, sin embargo es uno de sus grandes atractivos.

Ruinas del Real


Teléfono: 01 (488) 887 5066
El concepto: Desde que Julia Roberts se hospedó en la suite de este hotel durante la filmación de La Mexicana, marcó el destino de este lugar. Desde entonces han desfilado un gran número de artistas e intelectuales, al grado de ser conocido también como “El rincón de los famosos”.
El espacio: Además de tener una de las mejores vistas, cuenta con 18 habitaciones decoradas bajo diferentes conceptos, pero manteniendo la armonía de un toque afrancesado.
El plus: El desayuno está incluido en el costo de la habitación, pero al igual que muchos de los hoteles de este tipo en Real de Catorce, no cuenta con televisión ni teléfono en el cuarto para que el descanso sea más placentero.

Shantiniketan


www.shantiniketan.com.mx
El concepto: La morada de paz sería la traducción al castellano del nombre de este hotel, inspirado en la filosofía oriental. Shantiniketan es el nombre de un pueblo sagrado de la India cercano a Kolkota (anteriormente llamada Calcuta). La convivencia de estilos, doctrinas y culturas es el concepto básico del hotel.
El espacio: Se alberga en una antigua mansión colonial del siglo XVIII remodelada con una influencia virreinal, mexicana e indochina. En el mobiliario de las ocho habitaciones (con nombres de dioses hindúes) predomina la misma tendencia, pues mientras que los baños están decorados con talavera antigua, el resto del mobiliario ha sido traído de la India y China.
Lo singular: Está consagrado al cuidado del cuerpo y el espíritu, por ello ofrece talleres de danza, meditación y yoga, así como un restaurante especializado en la alimentación ayurveda, la cual divide a los alimentos en tres categorías de acuerdo a sus propiedades, efectos sobre el cuerpo y la mente.
El Mesón del Refugio
www.mesondelrefugio.net
El concepto: Quizás sea el hotel más completo de Real de Catorce, en cuanto a servicios se refiere. Sin embargo, esto no priva que conserve la atmósfera de un antiguo mesón, ya que ocupa una añeja morada del siglo XIX.
Lo singular: El edificio fue restaurado aprovechando las condiciones del terreno y privilegiándose de una magnífica vista, gracias a una inmensa estructura de cristal que  forma una hermosa bóveda natural durante las noches estrelladas.

martes, 22 de marzo de 2011

Fin de semana en la ciudad de San Luis Potosí

La hermosa y señorial ciudad de San Luis Potosí, capital del estado del mismo nombre, se caracteriza por las ricas construcciones barrocas de cantera que destacan del elegante pero severo estilo neoclásico que predomina en el centro de la ciudad, el cual fue declarado Patrimonio Histórico en 1990. Actualmente, en él se realizan trabajos de remozamiento, sobre todo en sus calles peatonales y en las fachadas de algunas casonas. El pavimento y el adoquín de las calles y las aceras están siendo reparadas, con lo cual el recorrido, ya de suyo interesante, será más seguro y gratificante.
La ciudad de San Luis Potosí se localiza a 613 km de la ciudad de México y se llega por la carretera federal núm. 57.

VIERNES

A nuestra llegada a la ciudad nos recomendaron para hospedarnos el HOTEL REAL PLAZA, ubicado en Avenida Carranza, larga y bulliciosa calle con camellón al centro sobre la que se encuentran muchas tiendas y boutiques.
Una vez instalados, salimos a cenar. Sobre la mencionada avenida hay una amplia variedad de restaurantes, para todos los gustos. Decidimos ir directamente a LA CORRIENTE, a dos cuadras del hotel rumbo al centro. Se trata de una antigua y señorial casona adaptada como restaurante y bar. Es muy hermosa en su interior, con plantas colgantes, cuadros en sus paredes y una colección fotográfica del viejo San Luis; a la entrada hay un mapa mural del estado con sus zonas climáticas. La cena es excelente: enchiladas huastecas con cecina o chamorro pibil. La sobremesa es muy agradable, con un guitarrista que entona canciones sin estridencia. ¡Qué delicioso es platicar así!

SÁBADO

Después de un tranquilo y reparador descanso, estamos listos para explorar la ciudad. Nos dirigimos al centro, a la PLAZA DE ARMAS, para desayunar en LA POSADA DEL VIRREY, uno de los restaurantes de mayor tradición en San Luis. Ahí, desde temprano, se reúnen los cafeteros y los amigos para hablar de sus cosas, de las noticias del día y cambiar el mundo. “Convivir” con ellos es penetrar en un ambiente propio de las ciudades pequeñas. En el segundo piso hay una colección de fotografías antiguas y así nos enteramos que a esta casona se le llama CASA DE LA VIRREINA o “de la Condesa”, porque aquí vivió doña Francisca de la Gándara, quien fuera esposa de don Félix María Calleja y, por ende, la única “virreina” mexicana.
La mayoría de las tiendas aún está cerrada y nos enteramos que el comercio suele abrir alrededor de las diez. Como ya estamos en el centro, iniciamos nuestra exploración en la CATEDRAL, hermoso recinto que combina los estilos barroco y neoclásico. Está compuesta de tres naves y presenta vitrales e imágenes de mármol de Carrara dignas de apreciarse a detalle, además del altar.
Después, enfrente de la plaza, visitamos el PALACIO MUNICIPAL, del siglo XIX, que antiguamente albergó las Casas Reales, y que durante algún tiempo fue la residencia episcopal. Al subir la escalera observamos un bello vitral del escudo de la ciudad. Al otro lado de la plaza se ubica el PALACIO DE GOBIERNO, cuya construcción se inició a finales del siglo XVIII Es un amplio recinto que ha sufrido modificaciones a lo largo del tiempo. En la planta alta hay varios salones que se pueden visitar, como el de los Gobernadores, el de Recepciones y la Sala Hidalgo. Sobresale una habitación, tipo museo, con figuras de cera de Benito Juárez y de la princesa de Salm-Salm que representan la escena en que ésta de rodillas le pide al presidente el indulto a Maximiliano de Habsburgo, y Juárez se lo niega. Este es un pasaje de la historia nacional que tuvo lugar exactamente en este palacio de San Luis.
Dirigimos nuestros pasos a la PLAZA DEL CARMEN donde tenemos planeado visitar tres puntos de interés. Lo primero que llama la atención es el TEMPLO DEL CARMEN, de inigualable estilo churrigueresco en su fachada; en su interior se combinan el barroco, el plateresco y el neoclásico. Data de mediados del siglo XVIII y albergó a la orden de los carmelitas descalzos. A la izquierda del altar se encuentra la suntuosa portada de estilo plateresco acabada de argamasa que da paso al CAMARÍN DE LA VIRGEN –orgullo de todos los potosinos–. Este recinto es una capilla en forma de concha recubierta de hoja de oro. Una maravilla.
Proseguimos nuestra exploración en el TEATRO DE LA PAZ en cuyo interior podemos admirar algunas figuras de bronce y murales en mosaico. Para tomar un descanso entramos al CAFÉ DEL TEATRO, justo en la esquina, y saboreamos un buen capuchino para recobrar energías.
Estando en el café nos enteramos de que hay un cuarto sitio que habremos de visitar y que no formaba parte de nuestro programa: el MUSEO DE LAS TRADICIONES POTOSINAS. Este museo, prácticamente desconocido, se encuentra a un lado del templo del Carmen y consta de tres pequeñas salas, en las que destacan las representaciones de algunas cofradías durante el desfile de la famosísima PROCESIÓN DEL SILENCIO, que se lleva a cabo la noche del viernes de Semana Santa.
Por último, entramos al MUSEO NACIONAL DE LA MÁSCARA, el cual se encuentra enfrente del teatro. La casona que lo alberga es de estilo neoclásico, recubierto de cantera como casi todo el centro histórico de la ciudad. En su interior disfrutamos de un sinnúmero de máscaras procedentes de muchos rincones del país. Vale la pena conocerlo.
Al concluir la visita nos percatamos de que el ajetreo ha disminuido. San Luis descansa, es la hora de la siesta, y a nosotros no nos queda más remedio que hacer lo mismo. Buscamos un lugar donde comer. En la calle Galeana número 205 encontramos el RESTAURANTE 1913, que se localiza en una casona rehabilitada hace pocos años. Ahí sirven comida mexicana de distintas regiones, y como entremés pedimos chapulines oaxaqueños.
Luego de descansar un rato en el hotel, renovamos el ánimo de conocer más de esta sorprendente ciudad. Regresamos al centro histórico y vamos directamente al complejo del EX CONVENTO DE SAN FRANCISCO. Primero entramos al MUSEO REGIONAL POTOSINO porque nos enteramos que cierra a las siete. En la planta baja admiramos objetos prehispánicos, sobre todo de la cultura huasteca. En una de las salas destaca la figura del “adolescente huasteco”, descubierta en el sitio arqueológico EL CONSUELO, en el municipio de Tamuín.
En el segundo piso descubrimos una capilla, única en su género en el país por encontrarse, precisamente, en un segundo piso. Es la CAPILLA DE ARANZAZÚ de majestuoso estilo barroco. En la parte exterior de esta capilla, sobre la PLAZA DE ARANZAZÚ, se encuentra otro orgullo de San Luis: un ventanal de estilo churrigueresco sin igual.
Para digerir todo lo que hemos visto hasta ahora, nos sentamos en una banca del bucólico JARDÍN DE SAN FRANCISCO, conocido como “Jardín Guerrero”. La tarde va cayendo y empieza a refrescar. La gente pasea sin prisa, disfrutando del momento mientras las campanas doblan llamando a misa. Antes de que inicie la misa en la IGLESIA DE SAN FRANCISCO, entramos para admirar otra de las joyas barrocas de la ciudad. Los óleos y el decorado son bellísimos, al igual que un exvoto de cristal, en forma de carabela, que pende de la cúpula. Sin embargo, nada se compara con las riquezas dentro de la sacristía. Con un poco de suerte puede visitarla, ya que por lo general está cerrada.
San Luis no parece tener una vida nocturna muy activa, al menos no en su centro. Nosotros estamos rendidos y buscamos un lugar apacible para cenar. Hace rato, cuando andábamos en el complejo del ex convento, divisamos un restaurante que se nos antojó por tener una terraza. Allá vamos. Es el RESTAURANTE CALLEJÓN DE SAN FRANCISCO. Aunque no ofrece comida típica regional, cualquier platillo es muy bueno y la sobremesa en esa terraza, bajo un cielo estrellado y temperatura fresca, es muy agradable.

DOMINGO

Por las prisas de salir a recorrer la ciudad, ayer no tuvimos tiempo de disfrutar de las panorámicas desde lo alto del hotel. Hoy lo hacemos y nos damos cuenta que San Luis es una ciudad sobre una planicie, rodeada por cerros.
Desayunamos en LA PARROQUIA, otro lugar típico de San Luis, ubicado enfrente de la PLAZA FUNDADORES, por la Avenida Carranza. Las enchiladas potosinas son un platillo obligado.
Consultamos nuestra guía turística y el mapa para decidirnos qué hacer el día de hoy. Hay muchísimas cosas que quisiéramos conocer, pero el tiempo no nos alcanzaría. Los siete barrios, otros museos, dos parques recreativos, la PRESA DE SAN JOSÉ, más iglesias y, por si fuera poco, los alrededores de la ciudad, como el antiguo pueblo minero de CERRO DE SAN PEDRO, a sólo 25 km, algunas haciendas, o MEXQUITIC DE CARMONA, a 35 km rumbo a Zacatecas, donde hay un zoológico, y el MUSEO DE CIENCIAS NATURALES JOSÉ VILET. Iniciamos nuestra exploración caminando un poco para visitar las capillas y el edificio de la RECTORÍA DE LA UASLP, antiguamente un convento jesuita.
Caminamos hacia el sur por la calle Zaragoza, la arteria peatonal más larga del país, que luego se convierte en la calzada Guadalupe, para conocer uno de los iconos de la ciudad: LA CAJA DE AGUA, monumento de estilo neoclásico inaugurado en 1835; en sus orígenes abastecía de agua proveniente de la Cañada del Lobo; hoy es un punto que todo visitante debe conocer. Cerca de ahí se encuentra el RELOJ ESPAÑOL. Se trata de una donación hecha a la ciudad por la comunidad española a principios del siglo XX. A través de un vidrio en la base del pedestal se observa la maquinaria de tan singular reloj.
Continuamos hacia el sur por el camellón peatonal de la arbolada calzada, hasta llegar al SANTUARIO DE GUADALUPE, también conocido como “Basílica Menor de Guadalupe”. Este recinto, terminado en 1800, bien vale la pena apreciarse a detalle porque es una de las mejores muestras de la transición entre el estilo barroco y el neoclásico. Ahí se encuentra un exvoto de cristal similar al que vimos ayer en la iglesia de San Francisco.
De regreso tomamos otra calle para conocer la plaza y el TEMPLO DE SAN MIGUELITO, el barrio más tradicional de la ciudad, aunque no el más antiguo, ya que tanto el de Santiago como el de Tlaxcala fueron fundados en 1592, y el de San Miguelito en 1597. Originalmente se llamó barrio de la Santísima Trinidad, y en 1830 tomó su nombre actual.
Durante todo el paseo hemos disfrutado de la arquitectura local en las casonas con sobrias fachadas y ventanales de herrería. Todo muy bien conservado.
Como no queremos terminar nuestra visita y quedarnos con la curiosidad, tomamos un taxi para recorrer el PARQUE TANGAMANGA I, otro orgullo de los potosinos. Se trata de un lugar para esparcimiento que cuenta con instalaciones deportivas, desde pistas para trotar, campos de futbol y pistas para bicicleta y motocross, hasta campos de tiro con arco. Hay también viveros, dos lagos artificiales, juegos infantiles, palapas con asadores, dos teatros, un observatorio con su planetario, el balneario TANGAMANGA SPLASH, y el MUSEO DE ARTES POPULARES. Por ser un típico domingo de cielo despejado e intenso azul, sol brillante y temperatura agradable, el parque está llenísimo.
Luego de adquirir dos de los productos más típicos de la ciudad: chocolates Constanzo y quesos de tuna, nos encontramos comiendo en el RESTAURANTE RINCÓN HUASTECO de la Avenida Carranza. La cecina huasteca es muy recomendable, y hoy, por ser domingo, también ofrecen zacahuil, ese gigantesco tamal huasteco. ¡Delicioso!
La visita a San Luis concluye. Hemos conocido muchísimas cosas en tan poco tiempo. Sin embargo, sentimos que apenas si dimos un vistazo a una ciudad que tiene grandes rincones y secretos esperando al visitante. Nos faltó, entre muchas otras cosas, el recorrido en el camión turístico, pero será para la próxima ocasión.
Fuente: México desconocido No. 304 / junio 2002

martes, 8 de marzo de 2011

Barrancas (Veracruz)

Chicontepec.- Aquí los panoramas son impresionantes. Está localizado al oeste de Tuxpan.
Pánuco.- Su nombre significa "siete cerros" porque forma parte de la Sierra Madre Oriental. En los alrededores hay exuberante vegetación, excelentes lugares para ir de excursión y algunas cuevas y grutas sin explorar. Las Vigas de Ramírez, desde esta población, a 3 km, se llega a un mirador conocido como El Bordo. Aquí se puede apreciar en toda su magnitud la cascada Tenexpanolla. Las barrancas hasta el poblado de Las Minas ofrecen espectaculares paisajes y oportunidades para practicar elrappely montañismo.
Naolinco se ubica al noreste de Jalapa, rumbo a Perote y luego por la desviación rumbo a Misantla.
Hay barrancas y acantilados que circundan a esta población, donde lo mismo podrá admirar el paisaje que practicar el rappel, el campismo o el montañismo.
Zongolica, se ubica al sureste de Orizaba. Este es un mágico y extraordinario lugar rodeado por una exuberante vegetación y un paisaje de belleza inigualable, pocos rincones de nuestro país ofrecen una imagen como la que aquí admirará. A 18 km al este de Zongolica se encuentra Comalapa, el paisaje se engalana con barrancas, cuevas, grutas, sumideros y sótanos que aún guardan muchas sorpresas para quien los visite. Los amantes de las cuevas, las grutas y la espeleología encontrarán en estos parajes material suficiente como para escribir un tratado. Se requiere desde luego de todo el equipo y experiencia, pero el viaje será inolvidable. Para los amantes de la bicicleta de montaña, los alrededores de esta población ofrecen encantadores paisajes y posibilidades sin límite para la práctica de este deporte.
Fuente: Ficha de Arturo Chairez. Guía México desconocido No. 56 Veracruz / febrero 2000